¡Democracia YA!

16 05 2011





¿También en las farmacéuticas?

21 01 2009

Acabo de leer un artículo en la versión digital del periódico El País titulado «El fin del laboratorio dinosaurio«. En él se informa de que, aunque parezca imposible, la crisis también está alterando la industria farmacéutica. Y parece imposible, sobre todo, porque pasara lo que pasara en la bolsa, en las constructoras, en los bancos y cajas y en las inmobiliarias, la sociedad sigue necesitando medicamentos, y los seguirá necesitando siempre.

Pero claro, las farmacéuticas, antes que ser la fuente de síntesis, producción y distribución de medicamentos, son empresas, y las empresas tienen que ganar dinero. Y parece ser que estas ganancias están peligrando debido, fundamentalmente, a dos razones: la lentitud y escasa innovación de las nuevas patentes de los últimos años, y la pérdida de importantes patentes en los próximos años.

Cuando una multinacional farmacéutica saca un medicamento, además de los gastos de años y años de I+D+i, tienen que pagar la patente, asegurándose así su explotación propia y segura. Pero esa patente tiene un tiempo de duración, tras el cual cualquier laboratorio y pequeña farmacéutica podrá disponer de su fórmula y entrar en la producción y comercialización de genéricos basados en ese mismo medicamento. En ese momento, la farmacéutica inicial pierde una gran cantidad de mercado, y sus beneficios disminuyen considerablemente.

Una de las medidas que parecen estar tomando grandes multinacionales, como la estadounidende Pfizer, es reestructurar los departamentos de investigación, reduciendo el número de personal y haciéndose más específicos a la hora de buscar nuevas fórmulas. Esta medida, que por un lado es interesante, va a acabar con muchísimos puestos de trabajo, a la vez que va a reducir el gasto de la empresa en esta primera etapa en la síntesis de un fármaco.

Además, y eso es lo más divertido, van a proponer, de una manera más amplia, contratos a departamentos y laboratorios públicos, sobre todo en la Universidad, para valerse de sus investigaciones y, si sacan algo «vendible», comprárselo y producirlo ellos mismos.

Me parece increible como se están aprovechando del momento de crisis económica para ahorrarse miles de puestos de trabajo y, encima, pretender valerse del trabajo de la investigación pública para seguir obteniendo beneficios y enriquecerse aún más de lo que ya están.

Me da bastante rabia que nuestra salud esté, en una gran parte, en manos de semejantes empresarios sin escrúpulos. Pero claro, los ciudadanos poco tenemos que decir de todos estos futuros cambios. Ahora bien, si les preguntásemos a los miles de investigadores que van a irse a la calle en breve, ¿qué nos dirían? ¿Realmente pensarán que las grandes farmacéuticas están en crisis? Seamos serios, por favor…