Narración sobre un lunes

15 06 2009

Después de un fin de semana de cierto descontrol, una nueva semana dio comienzo. Definir de qué manera fue este lunes es algo complicado, así que me limitaré a narrarlo según mi percepción actual.

Para empezar, me levanté algo más temprano con la idea de llegar a las 8:30 y, así, finalizar lo antes posible lo que dejé a medias el viernes. Pero a veces olvido que vivo en Madrid, donde muy de vez en cuando te plantan una obra en cualquier punto de la calle por donde pasa el autobús que ha de llevarte al metro. De esta manera, me levanté antes para nada, ya que llegué a las 9:00 como siempre.

Pues nada, llego y retomo lo que dejé el viernes, para terminarlo lo antes posible. ¡Qué inocente! También olvidé que, cuando uno cree que tiene todo el tiempo y la atención del mundo para hacer una cosa, van y te mandan otras tareas paralelas, por lo que el tiempo se divide en las mismas. Así, lo que iba a hacer en hora y media pasa a ocuparme la práctica totalidad de la mañana.

Pero vamos, yo no soy de los que se estresan con facilidad, así que cuando hice mi primera tarea paralela, dejé la principal en marcha y me fui con mis vecinos, hasta hoy, de laboratorio, a tomar un cafelito. Con «vecinos» me refiero a un grupo de Inmunología que ha tenido que trabajar en un laboratorio provisional hasta que, después de todo un parto (9 meses), han finalizado la reforma del suyo propio.

Como siempre, eché unas risas con ellos, aunque me digan rayadas mentales como que mi forma de hablar les recuerda a la de Garfield. Cuando escuché esto, me quedé pasmado, ya que no sólo me han comparado con un dibujo animado, sino que no es la primera vez que alguien me asocia a este gato tan famoso. ¿Tendría que empezar a replantearme la absurda idea de que hablo como un personaje de comic, dibujos animados o lo que sea?

Total, que el break para tomar café llegó a su fin. Me dispuse, entonces, a continuar con mi tarea principal, cuando me llaman de Anatomía para otra tarea apasionante, en nada relacionada con el trabajo experimental. Se trató de ayudar a vaciar un antiguo laboratorio del departamento, para que en los próximos días se lleven los muebles antiguos, lo pinten y remodelen; para, finalmente, convertirse el laboratorio del grupo de cáncer (es decir, el mio).

Total, otra media hora perdida en mover trastos viejos, que no sirven para nada, pero que no se quieren tirar; así que, ascensor con carritos llenos de reliquias inútiles hacia el almacén, y de vuelta para recoger más cosas. Aprendí mucho de esta experiencia, creerme…

Tras esto, volví a retomar mi actividad inicial, hasta que pude terminarla, aunque eso conllevara el atraso de una reunión improvisada de uno de mis jefes con mi compañera y conmigo. Tras la reunión, nos fuimos a comer hambrientos, ya que soprepasamos una hora el momento en el cual solemos ir a almorzar.

En la comida, compañeros de otros grupos y yo hablamos del fin de semana, de ligues pasados, presentes y futuros; y demás temas contrarios al análisis y experimentación científica, ya que el almuerzo supone una total desconexión, por lo que la discusión sobre trabajo quedó relegada a otro momento.

Acabó el almuerzo y, tras repetir una parte de mi tarea principal para reafirmar unos datos, me dirijí al cuarto donde llevo dos o tres semanas cultivando y conservando células en cultivo. Y cual es mi terrible sorpresa que las células están contaminadas. ¡No me lo podía creer! Llamé a mi compañera para que confirmara mi sospecha, y efectivamente; no tuvo ni que mirarlas por el microspcopio.

Ahora, cuando mañana mis jefes se enteren, empezaremos a cavilar, a ver qué cosas han podido pasar. Teniendo en cuenta que tanto la cabina de cultivos como la estufa no son nuestras, y sólo llevamos su control desde hace menos de un mes, las posibilidades se multiplican exponencialmente.

Sea cual sea la causa, resulta un poco angustioso realizar el mismo protocolo de mantenimiento, con las mismas recetas de medios de cultivo, en las mismas condiciones; para que, al final, se vaya todo al garete.

Pero bueno, ya mañana decidiremos qué hacer, y no vale la pena que gaste mas neuronas por hoy en estas cosas. Ahora sólo tengo que leerme un paper que mi compañera expondrá en la próxima reunión del grupo, así que me tumbaré en mi sofá, pondré el aire acondicionado un ratito y me le leeré el artículo con toda la tranquilidad y atención posible.

¿Cómo ha sido, entonces, mi lunes? ¿Este punto de partida de los próximos siete días? Pues no sé qué decirte. Ha habido de todo. Y mañana, mucho más…